Dicen por ahí que la ciudad de México es una de las más diversas y ricas en cuanto a cultura, arte y arquitectura. Y quien lo afirma no se equivoca; basta con recorrer cada barrio para corroborarlo. Hoy visitamos el quiosco morisco de Santa María la Ribera, una de las colonias más emblemáticas de la Ciudad de México.
Quiosco morisco de Santa María la Ribera
Y te preguntarás qué hace el quiosco morisco de Santa María la Ribera allí o de dónde salió ese curioso montículo de colores, que nada tiene que ver con las edificaciones prehispánicas o españolas en todo caso… Bueno, pues he ahí lo interesante de caminar por la ciudad y descubrir la historia detrás de cada edificio, monumento o lugar.
Contrario a lo que se pudiera pensar, el quiosco no tiene origen islámico ni oriental, a pesar de que sus características así invitarían a creer. De hecho, a principios del siglo XX esa era la historia que se contaba entre los habitantes del entonces Distrito Federal, la cual fue desmentida años después.
Un quiosco de diseño mexicano
Resulta ser que el ingeniero José Ramón Ibarrola diseñó esta estructura completamente metálica para formar parte del Pabellón de México en la Exposición Universal de Nueva Orleans en 1884. Pero como en México no existían los medios para fabricarla y armarla, acudió a Pittsburgh, Estados Unidos para hacer realidad su sueño.
Fue así como esta maravilla de la ingeniería recorrió ciudades como Chicago, Nueva Orleans, San Luis Missouri y París antes de por fin aterrizar en la que sería su hogar de allí en adelante: la ciudad de México.
Ubicación original: Alameda Central
Muchas personas desconocen este hecho, pero el quiosco morisco de Santa María la Ribera se ubicaba en el costado sur de la Alameda Central, en el Centro Histórico de la capital mexicana y permaneció allí hasta 1910, cuando fue sustituido por el actual Hemiciclo a Juárez.
Es bien sabido que el entonces presidente de México, Porfirio Díaz, tenía una obsesión por lo exótico, los palacetes franceses y demás formas europeas de arquitectura. Así que para conmemorar el primer centenario de la Independencia Nacional, mandó edificar un mausoleo que rendiría tributo a Benito Juárez y el cual aún permanece en ese punto.

«La construcción es del estilo morisco más puro y tiene la forma de una suntuosa morada mexicana [sic]; comprende cuatro patios interiores rodeados por galerías descubiertas cuyas paredes están decoradas por brillantes adornos de un efecto tan rico como pintoresco..» – Courrier des Etats-Unis
Su traslado a Santa María la Ribera
Pero el futuro le tenía deparado un sitio de suma importancia al quiosco morisco: el barrio -en ese entonces- nuevo y lujoso de Santa María la Ribera; refugio de intelectuales y amantes del arte que habitaban en él. Los vecinos se unieron para solicitar al gobierno que trasladaran esta joya a su plaza central… y ahora forma parte insustituible de ese espacio.
A pesar de la decadencia de la zona con el paso de los años, el quiosco morisco de Santa María la Ribera se mantiene firme y es motivo de reunión para todos quienes tengan a bien visitarlo. Su esplendor no se pierde, sino que todo lo contrario: se aprecia mejor gracias a los esfuerzos por su conservación y difusión.
La cúpula del quiosco morisco
Para los amantes de la simetría, la cúpula de cristal del quiosco es una pieza extraordinaria que con toda seguridad querrás inmortalizar en una o varias fotografías; pero sobre todo, la guardarás en tu mente luego de mirar hacia arriba por varios minutos para admirarla.
En 2010 se le dio un intensivo mantenimiento al domo y la herrería para conmemorar los 100 años de su construcción.
El águila real como símbolo patrio
Los mexicanos estamos muy acostumbrados a la figura del águila real devorando una serpiente en los elementos arquitectónicos y símbolos patrios de nuestro país. Así que no fue sorpresa para mí ver esta pequeña escultura en el remate del quiosco morisco, como emblema de identidad nacional.
El INAH reconoció al quiosco morisco de Santa María la Ribera como Monumento Artístico de la Nación en 1972 y desde entonces hace honor a este reconocimiento. A diario puedes presenciar clases de baile, sesiones de fotografía y demás expresiones de arte en su interior.