Cuando era niña, viajaba junto con mi mamá en tren desde San Luis Potosí a la Ciudad de México para visitar a mis familiares y de esa época guardo recuerdos muy entrañables. Los mismos que reviví al visitar el Museo del Ferrocarril, en San Luis Potosí capital. ¿Ya lo conoces?
Museo del Ferrocarril, en SLP
El Museo del Ferrocarril se ubica donde una vez fue la estación de trenes en la capital potosina y el cual desde 2007 se habilitó para hacer un homenaje a este medio de transporte para pasajeros, ya casi extinto al 100 por ciento en México.
En su interior encontrarás artefactos muy viejos, desde motores hasta piezas de las locomotoras; fotos y algunos escenarios que recrean la forma en que los potosinos hacían de este sitio un lugar vívido y ruidoso. Aunque hoy en día esto ya quedó en mero recuerdo, es algo que quienes vivimos no podremos olvidar jamás.
Me encantó ver propuestas como ésta debajo, de cómo eran las salas de espera en la estación y el tipo de mobiliario que en ese entonces se utilizaba.

Memorias olvidadas
Hace por lo menos 25 años que no entraba en esta estación de nuevo. Por muchos años estuvo sin ocupar y de repente pisar de nuevo las instalaciones me trajo recuerdos que creí archivados en la memoria. Los olores, las ventanas, los tragaluces, la entrada a los andenes, el lugar donde guardabas tu maleta mientras llegaba la hora de partir…
Lo que más me impactó fue ver estas maletas apiladas, tan viejas, tan sucias, tan vintage y hermosas a la vez. Me puse a imaginar: ¿cuántas personas alguna vez olvidaron o perdieron su equipaje? Además no tenías límite, podías cargar lo que quisieras (incluso cajas de huevo, como las de Huevo San Juan) y no te cobraban de más.
Cuántos recuerdos, ilusiones y sueños cargábamos todos en una insignificante maleta. Todos dispuestos a pasar horas y horas en un asiento, viendo hacia los cerros y montañas, con ganas de llegar a tu destino para ver a los seres queridos y luego volver a tu hogar…
Un viaje al pasado
Al llegar a la zona de los andenes me petrifiqué: una emoción indescriptible me invadió; la nostalgia me tomó de la mano y solo pude voltear hacia todos lados; admirar los murales que estaban en esta sala y que había olvidado por completo. Esas rejillas que anunciaban «México» refiriéndose al Distrito Federal y los pequeños locales alrededor, wow!
Es imposible negar que ya desde pequeña tomé gusto por los viajes; para mí era emocionante que mi mamá me llevara a la estación de trenes y pasar las siguientes 7 horas completando crucigramas o rompecabezas, o la famosa «sopa de letras» para matar el tiempo y despertar la mente.
Mi papá nos dejaba en este punto y con mucha emoción y tristeza a la vez le decíamos adiós. Pero sabíamos que íbamos a volver con nuevas historias y bríos para continuar con la rutina.
El Regiomontano y el Constucionalista
El tren Regiomontano era el que iba desde la Ciudad de México hacia Monterrey, pasando por San Luis Potosí. Por cierto nunca subí, pero era natural para mí escuchar que lo mentaran siempre. El que mi mamá y yo tomábamos era el Constitucionalista, que paraba también en Querétaro. De aquí surgió una anécdota:
Recuerdo que regresábamos de México hacia San Luis y en cierto punto del camino, el tren se detuvo por completo. Como había la posibilidad de salir del vagón y mirar en una especie de balcón (no sé cómo se llama, solo lo recuerdo), vimos hacia atrás y resulta que los vagones de hasta atrás se habían descarrilado.
Mi mamá dice que estuvimos varados como más de 3 horas. Recuerden que en ese entonces (por allá de 1989) no había teléfonos celulares, ni forma de avisar a mi papá, quien nos esperaba nervioso en la estación de San Luis Potosí. Al parecer él preguntó y le informaron lo sucedido, pero afortunadamente nadie resultó herido.
El Héroe de Nacozari
La Historia ferrioviaria también tiene sus héroes, y uno de ellos se llamó Jesús García Corona, mejor conocido como el «Héroe de Nacozari«. Este personaje es recordado por salvar al pueblo de Nacozari, en Sonora, por allá de 1907. Resulta que era encargado de manejar un tren con explosivos para dirigir el cargamento hacia la mina de Pilares.
Pero en el trayecto de 4 kilómetros, algo salió mal y el tren comenzó a incendiarse. Pero Corona, en lugar de frenar el tren y salir corriendo, bajó a todos los tripulantes y lo puso a toda marcha, para después explotar a lo lejos y así evitar que más personas salieran heridas o murieran a causa de esta falla humana.
Y pensar que alguna vez acudí a una escuela primaria con el nombre de «Héroe de Nacozari», parece que mi vida y los trenes de alguna forma están ligados.
La locomotora 1182
Esta locomotora también es parte de mi niñez, ya que desde que tengo memoria estuvo situada en la Alameda Central, justo frente a donde ahora es el Museo del Ferrocarril. Pero desde agosto de 2015 se «mudó» a la explanada principal del recinto, donde será resguardada debidamente.
Desde siempre recuerdo que la gente se paraba junto a ella para esperar las rutas de camión o simplemente para cruzar la calle, por lo que el deterioro se hizo evidente tras varios años. Pesa 175 toneladas y fue traída directo desde Filadelfia (Estados Unidos) para exhibirse desde 1967 en ese punto.
Ahora que fue restaurada, ya se puede ver en todo su esplendor y se espera que tanto usuarios como los encargados del museo le den mantenimiento y dure muchísimos años más.
Más sobre el Museo del Ferrocarril
Además de ser un grandioso referente sobre la época del ferrocarril en México, este museo también tiene actividades escolares, campamentos de verano para niños, exposiciones temporales, actividades culturales para cualquier edad y servicios educativos.
El museo, que era la antigua estación, tiene una arquitectura Art Decó del siglo XX y ejemplo del impulso que se dio a este tipo de construcciones en el país con la presidencia de Porfirio Díaz.

Horarios y costos
Lo más genial del Museo del Ferrocarril es que es accesible para todos y muy barato. De martes a viernes abre de las 9 de la mañana a las 6 de la tarde. Mientras que sábado y domingo el horario es de 11 am a 5 de la tarde.
La entrada general vale $25 MXN; niños $15 MXN; INAPAM y personas con capacidades diferentes, $10 MXN. Si quieres puedes solicitar un recorrido en tren escénico por $15 MXN adicionales.
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